Carlets me avisó hace tiempo que este fin de semana libraba y me emplazó a que me lo reservara para pirinear, pues eso de la roca le había gustado y quería dar un paso más hacia adelante en el medio pétreo. Naturalmente y muy a pesar mío, tuve que sacrificarme por mi amigo y salir a la montaña.
Los condicionantes logísticos para la elección de un objetivo no eran menores, pues no podíamos salir de Barcelona antes del sábado a mediodía y el domingo era preciso no llegar tarde a casa. El fin de semana se acortaba y eso limitaba las opciones, buscamos pues objetivos con cierta proximidad y escasa o nula aproximación a refugio.
Escogimos la cresta de la Mourelle en el macizo del Néouvielle. Cumplía los requisitos y además nos ofrecía un vivac, es decir, lo que viene siendo una pernocta bastante bien de precio, algo siempre de agradecer cuando uno va tieso. No era demasiado cerca pero al menos nos evitaba los Aspens, Tourmalets, Lourdes, etc.. La travesía ofrecía tanto posibilidades de abandono -por aquello de volver temprano a Barcelona- como de prolongarla hasta el Néouvielle si la cosa se nos daba bien, recorriendo las aristas d’Espade y la norte del Néouvielle. Resultó ser que finalmente recorrimos la cresta de la Mourelle y media cresta de l’Espade, razón por la que en esta ocasión he preferido omitir los datos de horario, desnivel y longitud.
Podría explicaros cuanto me gusta el macizo del Néouvielle, el que más del Pirineo junto a la zona del Portillón; podría hablaros de su magnífica roca, de su solidez, de su aspereza, de su nobleza; podría además extenderme sobre nuestro gozo al realizar los pasos de escalada en el vertical y elegante largo de la chimenea con bloque empotrado, o en la preciosa placa fisurada; también podría contaros algo acerca de la visita turística a Bielsa y las copitas de vino que tan gustosamente nos tomamos en una de sus terrazas celebrando el cumpleaños de Carlets; o incluso podría mencionaros el refrescante y agradecido baño-ducha en el lago d’Aubert, como también las cervecitas que nos tomamos como colofón en una terraza de Fabian a ritmo de trío de jazz; pero no, no os contaré nada de todo eso porque la verdad es que si por algo recordaremos esta salida, es sin duda alguna por los fisureros de Tania. Muchísimas gracias!!!
Datos técnicos:
- Altitud: Pic de la Mourelle – 2.679 mt.
- Punto de partida: Lac d’Aubert.
- Dificultad: AD
- Material: Cuerda, drizas, algunos friends y fisureros.